10 de agosto de 2023.
CLAVES DEL ANÁLISIS
La revolución tecnológica y científica que se está viviendo en el campo de la biología está impulsando avances significativos en áreas como la medicina, la energía, la agricultura o la nutrición. Estos avances están empezando a conocerse como biorevolución y pueden definirse como la confluencia entre las ciencias biológicas y la tecnología avanzada, basada principalmente en automatización e inteligencia artificial.
Tecnologías biológicas muy punteras, como la secuenciación del ADN, la edición genética, la bioinformática o la biología sintética están permitiendo alcanzar una mayor capacidad para manipular sistemas biológicos, así como para desarrollar nuevas aplicaciones y soluciones innovadoras en espacios de conocimiento que impactan directamente en la mejora de la salud humana. Veamos algunos de ellos:
Todos estos avances provocados por la biorevolución traen consigo un consecuente impacto transformador en las economías globales, dando lugar a un nuevo concepto denominado silver economy en torno al cual se conforma todo un ecosistema de empresas que trabajarán en diferentes ámbitos de negocio, pero con un objetivo común: brindar oportunidades para mejorar la salud y el bienestar de las personas y, en consecuencia, aumentar la longevidad humana.
La mejora en los niveles de mortalidad y longevidad de la población es un proceso lento pero persistente que se viene produciendo desde finales del siglo XX.
Si bien es cierto que la longevidad es un fenómeno multifactorial, en el que toman parte diversas variables ambientales, sociales y de estilo de vida, con la llegada de la biorevolución, se espera un aumento de la esperanza de vida en todo el mundo.
Como podemos ver en la siguiente gráfica, elaborada en base a datos de Naciones Unidas, se espera que España (que se encuentra entre los quince países del mundo con mayor esperanza de vida) haya alcanzado ya una esperanza media de más de 90 años en 2060:
El gran reto que se plantea ahora es conseguir que esa cantidad de tiempo extra que vivirán las personas, puedan pasarlo con la mayor calidad de vida posible. Para conseguirlo, entran en juego múltiples variables como el envejecimiento activo, el cuidado proactivo, la prevención de las limitaciones físicas en la vejez y la planificación financiera de cara a la jubilación.
Si lo abordamos desde el prisma de los seguros de vida, no hay duda de que la biorevolución tiene capacidad para transformar la forma en que comprendemos y manejamos la salud y el envejecimiento. A medida que se desarrollan herramientas de diagnóstico más precisas, se abre la posibilidad de que las aseguradoras puedan incorporar dispositivos conectados y biomarcadores para evaluar el precio de las pólizas. Esto permitiría ajustar la tarificación hasta un nivel mucho más individualizado. Sin embargo, este es un espacio de innovación que requiere de un debate previo y un trabajo por parte de los organismos reguladores para determinar donde están los límites éticos a la hora de abordar el tratamiento de los datos de un potencial asegurado.
Por otro lado, los avances en medicina y tecnología pueden permitir un mejor control y tratamiento de las enfermedades, lo que a su vez lleva a una disminución en los riesgos y los costes asociados para las aseguradoras. Este fenómeno podría acabar traduciéndose en primas más bajas o en la introducción de nuevas pólizas que reflejen las mejoras en la salud y la longevidad.
En cualquier caso, estos impactos significan posibles cambios futuros en el funcionamiento de la industria de los seguros y un reto que necesariamente deberá ser abordado a medio-largo plazo.
Por un lado, el sector se encuentra ante una gran ventana de oportunidades para establecer acuerdos de colaboración con startups tecnológicas emergentes que puedan aportar nuevas prestaciones tecnológicas a los productos aseguradores. Entre ellas, encontramos sinergias con aquellas empresas que trabajan en el ámbito de las soluciones digitales para la monitorización de la salud y el bienestar físico a largo plazo.
Por otro lado, en un contexto donde la sostenibilidad de los sistemas públicos de pensiones puede verse comprometida, se está viendo favorecida la demanda de instrumentos financieros destinados a cubrir los riesgos económicos que pueden derivar de una vida cada vez más larga. Entre ellos, encontramos las siguientes categorías de productos:
Todos estos productos pueden emplearse a modo de complemento de las pensiones públicas y sirven de ayuda para garantizar una mayor calidad de vida durante la vejez, teniendo cubiertas todas las necesidades económicas principales de vivienda, alimentación y atención médica.
Estas herramientas desempeñan, por tanto, un papel crucial para abordar las problemáticas derivadas de la longevidad y para brindar una mayor seguridad financiera durante la jubilación. Veamos algunos de sus principales beneficios:
En este terreno, Mutua Madrileña ofrece una amplia gama de productos y opciones de protección de la longevidad, agrupados en tres categorías principales:
CASOS DE ÉXITO
Dentro del espacio de las startups tecnológicas enfocadas a mejorar la salud en edades avanzadas, un caso destacado es Rosita Longevity (RxLongevity).
Esta empresa valenciana ha desarrollado una app diseñada específicamente para ayudar a las personas a vivir más años con mejor salud y funciona como una especie de entrenador o coach digital que ayuda a prevenir los riesgos de enfermedad asociados a la edad a través de un estilo de vida saludable y un envejecimiento activo.
La app de Rosita Longevity combina, en una única plataforma, diferentes disciplinas físicas y médicas, así como asesoramiento nutricional y atención psicológica. Todo ello a través de un plan personalizado, supervisado por profesionales expertos que tienen en cuenta las necesidades individuales de cada usuario, así como posibles patologías crónicas que estén sufriendo, como la artrosis o la osteoporosis.
La solución funciona a través de un sistema de suscripción en el que el usuario establece un Plan de Longevidad Saludable fijando una serie de objetivos que pueden monitorizarse a través de métricas y un seguimiento continuo.
Este sistema ofrece, además, la comodidad de poderse utilizarse en remoto sin tener que acudir a centros médicos o esperar largas colas, facilitando una comunicación constante con los especialistas a los que se pueden plantear dudas y realizar todo tipo de consultas.
A través de un diseño de interfaz intuitivo, y fácil de manejar, así como la posibilidad de conectar la app a un televisor inteligente, el usuario puede acceder rápidamente a los planes de entrenamiento, visualizar las clases o hacer seguimiento de las métricas y los objetivos de hábitos saludables alcanzados.
Interfaz de la app de Rosita Longevity
Aunque actualmente funcionan en base a un modelo de negocio freemium B2C, cuentan con planes para establecer acuerdos de colaboración con el sector asegurador y sanitario e incorporar nuevos modelos B2B que permitan establecer sinergias con otras empresas y hacer llegar la solución al usuario final desde los canales más oportunos.
Entre sus planes cuentan también con la creación de biomarcadores de longevidad a través de visión artificial. Ésta es una iniciativa que están desarrollando junto al Instituto de Biomecánica de Valencia. Por otro lado, están investigando con el uso de inteligencia artificial para poder diseñar planes de entrenamiento y servicios de diagnóstico aún más personalizados.
Y es que, diseñar un plan personalizado de forma temprana, para asegurar los riesgos de una vida cada vez más larga, es, sin duda, una apuesta segura para todas aquellas personas conscientes de las profundas transformaciones sociales y tecnológicas que estamos viviendo en esta década y que nos llevan hacia un mundo donde las necesidades financieras y sanitarias serán muy diferentes a las que tuvieron generaciones anteriores en su vida adulta.
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