13 de julio de 2023.
CLAVES DEL ANÁLISIS
Después de un 2022 extremadamente prolífico para las inversiones sostenibles, el primer trimestre de 2023 sigue arrojando cifras prometedoras que apuntarían a una buena capacidad de resiliencia por parte de este tipo de vehículos financieros.
Por ejemplo, según muestran los datos aportados por Holon IQ, aunque en lo que llevamos de año la inversión de capital riesgo en el sector de tecnología para el cuidado medioambiental (Climate Tech) se ha visto fuertemente mermada en comparación con 2022 (debido sobre todo al complicado panorama macroeconómico global), las previsiones para el fin de este ejercicio arrojan una cifra casi equivalente al importe alcanzado en el total de 2021, lo cual significa que se habría conseguido atenuar la caída con respecto al año pasado.
En su cómputo total, durante la última década, la inversión en startups tecnológicas enfocadas al cuidado del medio ambiente ha crecido un 25% a nivel global y esta situación ha provocado que cada vez más empresas aumenten sus esfuerzos por ganar la confianza de los inversores demostrando el impacto medioambiental positivo generado por su negocio.
A la hora de medir el nivel de sostenibilidad de una empresa o un fondo de inversión, la principal dificultad es la falta de homogeneidad que existe entre los diferentes rating y sistemas de valoración actuales.
Si bien es cierto que definir criterios de sostenibilidad requiere de subjetividad, los gestores de fondos medioambientales necesitan contar con unos estándares de aplicación global.
Algunos marcos de actuación internacionales como SASB y TCFD pueden ser un buen punto de partida para obtener una visión general del comportamiento ESG de una compañía. En lo que respecta a la Unión Europea, existe también una disposición específica denominada Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR, por sus siglas en inglés) que tiene como objetivo promover la transparencia y la divulgación de información sobre la sostenibilidad en el sector financiero.
En el artículo 9 de este reglamento se establecen los criterios para definir y clasificar los productos financieros de inversión sostenible:
Además, el artículo 9, también establece requisitos de divulgación específicos para estos productos financieros. Los proveedores de estos productos deben proporcionar información clara y transparente sobre cómo se abordan los factores ambientales y sociales en la inversión, así como los resultados obtenidos en términos de sostenibilidad.
Por lo tanto, la interpretación y los juicios de valor pueden variar de una compañía a otra, y el reto para las organizaciones comienza por identificar sus propios criterios de sostenibilidad, pero es en este punto donde resulta esencial contar con soluciones imparciales que permitan identificar criterios de la forma más objetiva posible.
CASOS DE ÉXITO
En el caso concreto de España, según datos de la CNMV, existen actualmente 154 fondos de inversión que se declaran como sostenibles, de los cuáles 7 de ellos tendrían como objetivo directo los criterios ESG de cuidado medioambiental, social y buen gobierno. Uno de ellos es Mutuafondo Impacto Social FI lanzado por Mutua Madrileña este pasado mes de abril.
Mutuafondo Impacto Social FI es un vehículo de inversión catalogado como artículo 9 bajo el reglamento SFDR y se enmarca en el catálogo de vehículos de inversión ofrecidos por Mutua Madrileña, a través del programa Mutuactivos, siendo el primero que recibe esta calificación SFDR con foco en el aspecto social en España.
Mutuafondo Impacto Social FI se ha sumado así a otros dos productos sostenibles ya ofrecidos anteriormente por Mutuactivos: Mutuafondo Transición Energética y Mutuafondo Compromiso Solidario FI.
Los gestores de estos fondos analizan de forma minuciosa la actividad de las compañías integrantes del portfolio de inversión, restringiendo aquellas que hacen un uso extensivo de recursos naturales o que llevan a cabo prácticas que de alguna forma puedan estar atentando contra los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para ello, se apoyan en el asesoramiento de la agencia de valores Portocolom, una entidad adherida al Pacto Mundial de las Naciones Unidas y que está especializada tanto en el diseño como en la evaluación y monitorización de carteras de inversión sostenible.
Portocolom cuenta con una experiencia de más de catorce años dedicados a la evaluación de las inversiones desde el punto de vista de su impacto medioambiental y social, representando una garantía extra de que los fondos cumplen con los criterios establecidos y los mantienen en el tiempo.
Estos vehículos financieros desarrollados por Mutua Madrileña representan un gran ejemplo de cómo las personas podemos contribuir a una economía más sostenible, y alineada con los valores de cuidado del planeta y sus habitantes, a la vez que obtenemos un rendimiento económico sacando partido a nuestros ahorros, dos conceptos que no sólo no están reñidos si no que nos ofrecen multitud de sinergias y oportunidades para el crecimiento de nuestras finanzas.
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