23 de septiembre de 2021
CLAVES DEL ANÁLISIS
El cambio climático es uno de los temas que más preocupa y que más urge resolver. De acuerdo con un estudio de Capgemini, en los últimos 20 años se registraron 7.348 grandes desastres que se cobraron 1,23 millones de vidas, afectaron a 4.200 millones de personas y provocaron aproximadamente 2,97 billones de dólares en pérdidas económicas mundiales.
Las pérdidas tanto humanas, ambientales como económicas del cambio climático ha ido creciendo con los años, y no parece mejorar. En 2019 se registraron las emisiones de CO2 más altas de la historia de la humanidad: 36,44 mil millones de toneladas métricas de CO2 emitidas, aunque las proyecciones para 2020 muestran una notable reducción a consecuencia de la pandemia de la COVID-19, según datos de Global Carbon Project.
Además, en 2020 la temperatura de la superficie de la tierra fue alrededor de 0,98 grados Celsius más cálida que el promedio del siglo XX. De hecho, según los datos del NOAA, los últimos años las temperaturas globales han estado constantemente entre las más cálidas que se han registrado. De acuerdo con el centro, esa anomalía global en la temperatura de la superficie podría causar un aumento del nivel del mar, disminución del hielo ártico y un aumento en el número de catástrofes como inundaciones, sequias o grandes tormentas.
La región de Asia Pacífico es, con diferencia, la región más productora de emisiones de CO2 con 16,75 mil millones de toneladas métricas de emisiones de CO2 en 2020. China, por si sola, representó casi el 60% de las emisiones de Asia Pacífico, y el 31% de las emisiones mundiales. La segunda región que más emisiones de CO2 produce es América del Norte con 5.300 millones de toneladas, y a esta le sigue Europa con 3.593 millones de toneladas en 2020.
Para poder conseguir mejores resultados y luchar contra el cambio climático de una manera rápida y eficaz se requieren medidas de mitigación y de adaptación. Para ello la tecnología puede ser una gran aliada. En los últimos años se han llevado a cabo numerosos y potentes avances en Inteligencia Artificial (IA) que podrían ayudar a reducir la huella de carbono. Estas tecnologías ofrecen una gran oportunidad para que las empresas, gobiernos y personas aceleren su acción climática.
De acuerdo con los datos de Capgemini, la adopción de IA por parte de las organizaciones ha ido aumentando hasta llegar a que el 53% de las organizaciones la están implementando o haciendo pruebas. Una vez implementada la tecnología dentro de las organizaciones es cuestión de tiempo que exploren la posibilidad de habilitar los usos de IA para acciones climáticas: mejorar la eficiencia energética, o reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
De acuerdo con los datos recogidos por la compañía, alrededor del 48% de las organizaciones encuestadas han estado utilizando la Inteligencia Artificial para acciones climáticas. Como resultado, la IA ha conseguido que, desde 2017, las organizaciones hayan reducido en un 12,9% las emisiones de GHG (GEI, Gases de Efecto Invernadero), han mejorado la eficiencia energética en un 10,9%, han reducido los residuos en un 11,7%, y han ahorrado costes en un 11,5%. Los sectores de servicios públicos, como la electricidad, el agua, el gas, etc; el sector de productos de consumo y el de dispositivos médicos han sido los que mayores beneficios han experimentado utilizando la IA para reducir las emisiones de GHG.
Además, se estima que la IA ayudará a las organizaciones a cumplir con hasta el 45% de los objetivos del Acuerdo de Paris 2030. Para los próximos 3 a 5 años se espera que la IA reduzca las emisiones de GHG en un 15,9%, que mejore la eficiencia energética en un 14,7%, que reduzca los residuos en un 15,7%. Esto supondría ahorros para las empresas de un 14,2%.
CASOS DE ÉXITO
Debido a esta preocupación por el cambio climático han estado surgiendo startups y empresas que ayudándose de tecnologías como la Inteligencia Artificial tienen el objetivo de combatirlo. Por su parte, las insurtech también se han subido al carro y están haciendo uso de la IA para ayudar a las empresas a protegerse financieramente de los riesgos del cambio climático. Veamos algunos casos de éxito.